El hotel es una construcción antigua remodelada. La decoración es de buen gusto, agradable tanto en habitaciones como en áreas de servicio.
El personal es poco amable, no están capacitados para atender al huésped, ni en front desk ni valet ni centros de consumo.
El desayuno, si no comes huevo, te deja como opción tortillas remojadas, sin ninguna proteína a menos que pagues más. La fruta no es fresca, sino refrigerada de días anteriores. Los tés son de baja calidad y el café de goteo preferimos no probarlo.
Lo peor, y que lamentablemente no se puede remediar, es que la construcción es una gran caja acústica. Los ruidos entran a las habitaciones amplificados, por lo que si tienes vecinos que lleguen tarde o sean ruidosos, no podrás descansar.