Al llegar al hotel nos atendió una recepcionista que apenas nos dirigió la palabra, nos pidió los DNIs de forma seca que básicamente fueron las únicas palabras que nos dirigió, hasta tuvimos que pedirle que nos dijese el número de habitación porque lo único que hizo fue darnos una llave en la que ni venía el número indicado ni nada. Pero lo peor fue la limpieza, tanto en la bañera como en la almohada de una de las camas nos encontramos pelos, que a pesar de saber que a todo el mundo se le pueden caer, no es algo agradable de encontrarse. A parte de esto, el WC a pesar de tener un precinto que decía "sanitizado" tenía una mancha en la taza, que se quitó fácilmente al limpiarla.
Por la tarde nos encontramos con otra recepcionista que fue mucho más agradable y comunicativa, pero lamentablemente no compensa el estado de la habitación.
No volvería a repetir.